Por el derecho a un Estado Palestino NO OCUPADO

El Presidente palestino Mahmud Abbas confirmó ayer lunes al secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, que el próximo viernes presentará la solicitud de adhesión de Palestina al organismo internacional para que sea reconocida como Estado "de pleno derecho". Todo ello si Israel no consigue mermar la voluntad, débil por otra parte, del archipoderoso imperio yankee, que en materia de sensibilidad política puede más el dinero que la justicia.

Muchas son las opiniones, pareceres y análisis, y todas ellas son igual de respetables. Aquí dejo dos puntos de vista en lo que creo que se trata de un asunto de Justicia.


La comedia de la ONU por Isaac Rosa

Palestina se propone esta semana llamar a las puertas de Naciones Unidas, pero resulta que este club tiene reservado el derecho de admisión, y para colmo lo controlan unos pocos miembros con capacidad para vetar nuevos socios. El club también tiene normas estrictas, y a menudo castiga a los infractores, pero sabemos que hay un socio que se las salta a placer sin llevarse ni un tirón de orejas. Y para colmo, este socio incumplidor se dedica estos días a enredar entre los demás miembros para que no abran la puerta al que llama.


Ya ven, esta es la comedia de la ONU, a la que Palestina llega con casi más melancolía que rabia. Un club para el que entran ganas de dar la vuelta a la famosa frase de Groucho Marx y decir que preferiríamos no ser miembros de un club que admite en su seno a ciertos socios.

Como para Estados Unidos y la propia Israel es poco presentable dar un portazo en las narices a los palestinos ejerciendo el derecho de veto del primero, estos días presionan con todas sus fuerzas (que son muchas) a otros países para que no acepten ni su admisión ni siquiera el premio de consolación de ser reconocido como Estado no miembro por la Asamblea General; y por supuesto presionan a los propios palestinos para que se lo piensen mejor antes de tocar el timbre.

En esa labor disuasoria participa también nuestra Unión Europea, que siempre ofrece a los palestinos solidaridad y compresión pero sin pasarse, una palmadita en la espalda para a continuación pedirles que sigan por la vía del diálogo y la negociación, pues hablando se entiende la gente.

Las apelaciones al diálogo y al proceso de paz como alternativa a acudir unilateralmente a la ONU son de una comicidad siniestra. Hemos perdido ya la cuenta de las conferencias, mesas y procesos celebrados en décadas, como hemos perdido la cuenta de los presidentes norteamericanos que prometieron volcarse para resolver el conflicto, y de las guerras regionales e invasiones cuya contrapartida, tras desestabilizar la zona, iba a ser un relanzamiento del proceso de paz.

Ahí siguen los palestinos, asfixiados por un Israel que entre tanto se aplica a fondo en hacer inviable su Estado, mientras se consume una generación tras otra de palestinos cada vez con menos esperanzas. Ahí siguen, esperando que la primavera árabe pase también por Gaza y Cisjordania, pero se ve que no.





Ante todo, Palestina por David Bollero


“Los que somos amigos de Israel debemos entender que la verdadera seguridad del Estado judío requiere una Palestina independiente, que permita a los palestinos vivir con dignidad y con oportunidades”. Son palabras de Obama en la Asamblea General de la ONU… hace un año. Ha llovido desde aquello, y a pesar de que la Oficina del Coordinador Especial de la ONU para el Proceso de Paz en Medio Oriente (UNSCO) asegura que Palestina ha alcanzado “un logro importante que debe ser reconocido y debe mantenerse para seguir construyendo sobre él”, es seguro que EEUU vetará esta semana el reconocimiento de Palestina como Estado en el Consejo de Seguridad.

Esta es una semana clave para Palestina pues, a pesar de ese veto, pasaría de tener un estatus de mero observador a ser Estado no miembro, suficiente para tener entrada en algunos organismos internacionales como la Corte Penal Internacional (CPI). Este reconocimiento de Estado, en realidad, no supondría grandes cambios para el palestino en su día a día. No al menos a corto plazo. Sin embargo, se convertiría en un punto de inflexión extraordinario en el conflicto: Israel pasaría a ser automáticamente una fuerza ocupante. Y eso son palabras mayores. Y eso es lo que siembra cierto pánico en el Gobierno de Netanyahu sobre el que, incluso, planea la sombra de cargos en la CPI.
Por eso ha ejercido toda la presión que ha podido sobre EEUU, consiguiendo que las palabras de hace un año de Obama le conviertan en un tipo sin principios -al menos en esta cuestión, y cuando los principios se sacrifican en un punto, ¿se conservan en los demás?-. Y ahora EEUU está haciendo lo posible por extender esa presión al resto de la Comunidad Internacional. Lo hace a través de las reuniones de última hora del Cuarteto para Oriente Próximo (EEUU, Rusia, UE y ONU) y, sobre todo, con la entrevista que han mantenido Hillary Clinton, secretaria de Estado de EEUU, y Catherine Ashton, Alta Representante para Política Exterior de la Unión Europea (UE).

¿Se plegará la UE a los intereses de Israel y EEUU? Si lo hace, no sólo dañará una vez más su imagen de unidad -hay países en la UE, entre ellos España, que apoyan a Palestina frente a otros como Reino Unido, Alemania o Italia que no-, sino que se caricaturizará más de lo que habitualmente hace, sin ser consecuente y tirando por tierra las ayudas de la UE para la construcción de un Estado palestino, cifradas en más de 1.000 millones de euros al año.

Mahmud Abbas se ha convertido en hombre fuerte de una Palestina que nunca antes estuvo tan cerca de conseguir su libertad. Pero es pronto para cantar victoria. Tras el reconocimiento de Palestina, ésta tendrá que sufrir. Y mucho. Israel romperá cualquier acuerdo previo y recrudecerá las condiciones de vida de los palestinos de Jerusalem y Cisjordania y EEUU ya ha amenazado con cerrar el grifo a su aportación anual a la Autoridad Palestina, cifrada en unos 367 millones de euros anuales. ¿Cuáles pueden ser los desencadenantes de todo el proceso? Es complicado de predecir, pero considerando las duras condiciones en las que se vive ya en la franja de Gaza debido al bloqueo y que Hamás, que es quien manda allí, se sentirá al margen del proceso respecto a Fatah, los repuntes violentos son más que probables.

Y los culpables habrá que buscarlos también al otro lado del Atlántico y, quizás, del Mediterráneo. Veremos cómo transcurre la semana, porque ya no hay una posible marcha atrás, por mucho que la diplomacia internacional lo intente. Ante todo, por una mera cuestión de Justicia, Palestina.

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